martes, 21 de julio de 2009

¿POR QUÉ SOY CRISTIANO? de José Antonio Marina


En mi caso, yo no hubiera pensado como pienso si Jesús no hubiera existido- por supuesto, tampoco pensaría igual si no hubieran existido Platón, Aristóteles o Kant-, y esto es aplicable no solo a los filósofos que están claramente en la orbita del cristianismo, como Kant, Wittgestein o Heidegger, sino también a filósofos claramente ateos como Sartre. ¿Cómo se puede manejar critica y rigurosamente esa influencia no buscada, no querida, pero inevitable? Para el pensamiento crítico, liberarse de la cultura en que nace se convierte en el gran problema.

Este párrafo es una declaración de intenciones de lo que se nos argumenta en este libro pues no es una obra de defensa del ideario católico sino más bien rebate muchos de ellos incluso de la propia existencia de Jesús.
En el libro lo más importante a mi parecer es su argumentación de que existen dos tipos de verdades:

· Las de validez universal basadas en hallazgos de la ciencia y que las hacen aceptables por la humanidad.
· Las de validez personal y que solo se basan en las experiencias personales como es la religión.

Esta distinción me parece la mejor argumentación de este libro pues la religión nunca puede ser aceptada des de una concepción universal y es mediante las vivencias personales que una persona puede llegar a creer y tener fé. La fe nada tiene que ver con la razón y su base son las experiencias o sentimientos.

También es muy interesante la idea de que por cultura somos cristianos pues con sus argumentos y bajo sus influencias se ha desarrollado y ha avanzado nuestra civilización pero tampoco hemos de olvidar que también hemos mamado de otras fuentes de pensamiento, unas de origen religioso y otras no.

Al fin y al cabo, ser creyente o no serlo, es cuestión de matices. Esos matices nos hacen ver una luz, no verla o interpretarla como algo más que un fenómeno natural.

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