Tras la seriedad
y austeridad del ejército ruso de San Petersburgo uno se encuentra un grupo de
bailarines y cantantes que deleitan con
su espectáculo.
Unas voces dotados
para el canto y que interpretaron canciones Populares del repertorio ruso con
alguna licencia para el público local, como la canción Granada y el himno de la
tierra donde actuaban.
Respecto al baile,
cabe decir que los bailes resultaron muy
agradables y meritorios con su mezcla de talento para el baile con la agilidad
infinita para las diversas piruetas y gestos que se realizaban en las coreografías.
Y el vestuario de los bailes estaba
formado por prendas de colores muy atractivos para el espectador.
En resumen, la
actuación fue un derroche de talento en el canto y en el baile y solo se vio
empañado por la presencia de una bandera (que por un momento le dio más un
tinte político que cultural a tan destacable evento). Pero olvidada la bandera
el recuerdo es excelente.
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