Hoy os hablaré de una exposición a la que he asistido y que me ha gustado especialmente.
Gracias a las obras del museo de Picasso y sobretodo y en gran parte a las donaciones
temporales del museo Dalí de Saint Petersburg, podemos disfrutar de un dialogo
abierto entre dos artistas geniales pero muy diferentes, que por suerte
coincidieron y llegaron a colaborar.
El mundo visto por estos dos genios queda reflejado de muy diferente manera
pero lo más importante es que de su trato surgen lazos comunes y sobretodo que
su relación enriquece el arte de sus creaciones.
Elegir a Picasso con su visión cubista de la vida o a Dalí desde el
surrealismo no es fácil, ni tampoco de eso se trata, lo más importante es saborear
la esencia de ambos y sobretodo de su única e irrepetible forma de plasmar la
vida.
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